martes, 23 de noviembre de 2010

Conclusiones de periodistas y escritoras tras su XIX encuentro


Este blog agradece el envio del siguiente material

La Asociación Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras (AMMPE) realizó el XIX
Congreso Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras en Argentina. Esta instancia nacida
en México hace 40 años se desarrolló por primera vez en Buenos Aires del 10 al 12 de
noviembre. Participaron cientos de periodistas, comunicador@s, docentes y estudiantes
de comunicación y periodismo, líderes sociales y escritor@s.

Los nuevos paradigmas de la comunicación en los escenarios cambiantes e inciertos de
la globalización, las expectativas de la ciudadanía hacia las empresas periodísticas, el
impacto de las nuevas tecnologías en el desempeño periodístico, la incidencia de las
redes digitales, los desafíos de la equidad y de la comunicación no sexista ,son algunos
de los aspectos abordados en las conferencias y paneles ofrecidas por especialistas
internacionales y referentes de AMMPE de Argentina, Brasil, Chile, Perú, España,
Alemania, Taiwan, África, Colombia, entre otros países.

Durante el XIX Congreso, las y los integrantes de AMMPE eligieron en asamblea a la
nueva presidenta internacional, la taiwanesa Li Yanqui, que reemplazará a la argentina
Nily Povedano, quien fue propuesta como vicepresidenta de AMMPE. Asimismo se
resolvió realizar el XX Congreso en China.

La organización de periodistas y escritoras dio a conocer las primeras conclusiones del
XIX Congreso, que se desarrolló con el apoyo de la Fundación para el Desarrollo del Sur
Argentino, y al que adhirieron numerosos instituciones. El evento contó con el patrocinio
de UNESCO, Naciones Unidas,y fue Declarado de Interés Nacional.

CONLUSIONES DEL XXI CONGRESO

En la actualidad la comunicación debe producirse en sintonía con los nuevos
escenarios y las nuevas realidades del mundo. Es decir, en el marco de un nuevo
paradigma que recorre lo social, económico, político, ideológico, religioso, etc.,
que abarca todos los aspectos de nuestra vida, y modifica nuestras forma de
pensar, sentir y hacer.
Para poder comunicar, tenemos que ser conscientes de que estamos parados
en un mundo diferente, en constante mutación y movimiento, signado por la
complejidad, la incertidumbre y la impredecibilidad. No hay un guion escrito,
ni leyes naturales irrefutables. Este nuevo paradigma está emergiendo, dejando
otro atrás. Colapsan las instituciones tradicionales y los liderazgos a la vieja
usanza. Cambia el concepto de poder y el de ciencia está en crisis. Nuevas
formas de convivencia y organización social están emergiendo. En todos los
ámbitos del planeta están sucediendo fenómenos que todavía no podemos
definir, muchos de los cuales ni nombre tienen. Este quiebre significa un punto
crucial en nuestra historia, que brinda desafíos y oportunidades únicas para todos



y todas sin excepción. Por esa razón no podemos permanecer indiferentes,
debemos plantar un nuevo modelo comunicacional que nos permita estar
en sintonía con este proceso de cambios sin precedentes en la historia de la
humanidad.
Esta nueva realidad nos coloca a las y los comunicadores como protagonistas
de un tiempo único y diferente, porque tenemos la posibilidad de definir con
nuestra acción el escenario que se abre ante nosotros, y en este proceso la
sensibilidad y la mirada femenina, más humana, más inclusiva y más integradora,
puede aportar mucho al cambio que buscamos. Por eso hoy hablamos más de un
cambio de era que de una sucesión acelerada de cambios.



Nuestro desafío como comunicador@s es también incorporar nuevos temas en la
agenda pública, no sólo a través de los medios de comunicación tradicional, sino
también mediante el mundo digital, que nos brinda la posibilidad de ingresar al
espacio público con nuestra identidad y nuestros temas. Esto implica poner en
foco problemas y temas que la mayoría de las veces pasan inadvertidos, como
la violencia extrema en todas sus expresiones, la exclusión social, los desastres
ecológicos y los colapsos financieros, la propagación de enfermedades. También
darle más visibilidad a más mujeres .Hoy el modo en que comprendemos el
mundo es a través del espacio atemporal de redes informáticas y medios de
comunicación electrónicos. Esas nuevas herramientas nos permiten darle voz
a quienes no la tienen, llegar a más sectores de la sociedad y pensar el nuevo
escenario digital de la comunicación como un campo de oportunidades donde
diseñar estrategias de inclusión.



Hace falta un tratamiento igualitario en el discurso mediático. El camino hacia la
igualdad de género no es una meta sectorial, sino parte de un proceso político.
Requiere de un cambio de actitud y un modo de pensar diferente, que reconozca
a todas las personas independientemente de su sexo como agentes necesarios
para el cambio. Por lo tanto se necesita de varones y mujeres para una sociedad
de iguales, más allá de las diferencias. Es por eso que desde el periodismo
debemos contribuir a promover procesos de subjetivación donde las mujeres
dejen de ser pensadas como víctimas, hecho que contribuye a anularlas y
alejarlas de todo intento de transformación.



Transitamos una realidad que nos desafía a repensar nuestro rol como periodistas
y comunicador@s en una sociedad signada por nuevos contextos, nuevas
herramientas y nuevos fenómenos. Hay que pasar de la victimización y la mera
denuncia, a generar procesos de trasformación. Conocer mejor a nuestro público,
saber lo que siente y lo que hay detrás de cada hecho para trasformar esa
realidad desde el compromiso militante, humanizando la información y dándole
la voz a los que no la tienen. Requiere de una nueva visión de la realidad que
nos permita a las fuerzas trasformadoras, fluir unidas como un movimiento más
para el cambio social. El qué y el cómo comunicamos es uno de nuestros mayores
desafíos, también hacer visible todo el potencial y la energía creativa que no
se ve, pero que está, y que se fortalece con la aparición en el espacio público
de múltiples actores nuevos, que además están listos para emerger cuando las
circunstancias lo requieran.



Ante el desvanecimiento de cualquier verdad definitiva, como periodistas

nos cabe el compromiso de asumir nuestra corresponsabilidad para contribuir
al incremento del capital social de una sociedad, a través de mensajes que
promuevan el diálogo, el consenso, la cooperación y la capacidad asociativa de
sus miembros, la solidaridad, el respeto a la diversidad, los valores éticos y la
comprensión de la complejidad y de la incertidumbre como fenómenos sociales
cotidianos. Sin olvidar que los valores éticos de un país son parte de sus recursos
productivos.

"Paz a cada paso" fueron las palabras de una de las disertantes, que nos invitan a pensar
como conclusión que los debates en torno a la equidad de género van necesariamente
de la mano de los debates en torno a la calidad de la democracia, tema del cual los
periodistas en tanto interpretes del mundo no podemos dejar de contemplar.
Nota del Editor
En la organización del Congreso a que alude el material anterior participaron algunas colegas comunicadores que fueron actores del Programa de Graduados Latinoamericanos, PGLA, en la Universidad de Navarra. Por ese motivo acogemos el material y lo divulgamos