jueves, 13 de noviembre de 2008

Las secuelas de un acto atroz

El edificio central de la Universidad de Navarra, sede hace 30 años del VII PGLA, fue cerrado para someterlo a reparaciones, a dos semanas del atentado terrorista con bomba que estuvo a punto de causar una matanza. Un informe oficial habló de 310 nuevos damnificados -a más de los originalmente afectados- por intoxicación ante la inhalación de gases.

El sexto atentado en los últimos 29 años contra la UNAV deja un mal sabor de boca a quienes, de una forma u otra, estuvimos conectados con esa casa de estudios. Ciertos medios destacaron que la acción siguió a la desarticulación de una célula de la banda terrorista ETA. ¿No es acaso terrorismo mediático dar pistas falsas?

¿Por qué buscar cinco patas al gato? O es que acaso la historia no está llena de ejemplos de actos de la barbarie en contra la cultura y el humanismo, como la quema nazi de los libros, la destrucción de la Acrópolis de Atenas, el atentado contra La Pieta de Miguel Ángel, por citar solo unos cuantos.

Pueden destruir y asolar, matar incluso. La conciencia libre de los hombres, las manifestaciones de su pensamiento, sus realizaciones, el impulso que los lleva adelante nunca los podrán vencer un puñado de fanáticos desesperados cuyo experimento de odio, violencia y muerte está tocando a su fin.

Las secuelas

La UNAV instruyó “a todos los empleados y alumnos que el miércoles 5 estuvieron en el edificio Central para que acudan al departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad para una encuesta de 10 minutos. Los resultados pueden ayudar a conocer cómo se produjeron los hechos…la investigación interesa entrevistar tanto a afectados como no afectados”.

Esta información disponible en la web de la Universidad equivale a decir que seis días después del golpe artero, otras consecuencias se vivieron, como resultado de la inhalación de gases. A la lejanía se piensa que, a lo mejor, se vivió otra forma de atentado, en este caso, relacionado con la guerra química o bacteriológica.

Reubicación de clases

Las clases previstas en el edificio Central entre el lunes 10 y el viernes 14 de noviembre se reanudarán en otros edificios, en las áreas de Psicopedagogía, Humanidades, Historia, Filosofía, Filología, ILCE, Inglés y en las aulas J y L del Instituto de Idiomas. En el resto de edificios del campus de Pamplona la actividad docente es normal.

Este última instrucción da una idea de la cantidad de gente que pudo verse implicada, alrededor de las 11h00 de un día jueves cualquiera de actividad normal, en un acto bárbaro de muerte y destrucción. Pero gracias a Dios nadie murió y solo se registraron daños materiales ¿Cabe hablar, quizás, de un milagro?

Reubicación de servicios generales

Y eso no es todo. El acto terrorista llevó a la reubicación de los siguientes servicios generales de la Universidad: Rectorado, la central telefónica, la Comisión de Investigación y varias oficinas generales, la Administración y Tesorería, la Dirección de Personal, las oficinas de admisión de nuevos alumnos, asistencia universitaria (becas y ayudas), alojamiento, relaciones internacionales, innovación institucional y comunicación institucional.

Otras dependencias reubicadas fueron los Decanatos y Secretaria de Filosofía y Letras, la Fundación Empresa-Universidad de Navarra, Alumni, becas Alumni, Desarrollo, Asociación de Amigos, la Oficina de salidas profesionales, el Servicio de actividades culturales, el Instituto de antropología y ética y el CECA, estando prevista la atención al publico a partir del 12 de noviembre con lo que se califica de “mínima operatividad”

Situación de los afectados

En cuanto a la atención a los afectados, el informe oficial dijo: “fue dado el alta médica a la última persona ingresada en el Hospital Virgen del Camino por la inhalación de gases desprendidos en los locales del edificio Central de la Universidad de Navarra, afectados por el coche bomba del día 30.

En total, desde el pasado miércoles día 5, fueron atendidas 301 personas en los centros médicos de la ciudad por afecciones causadas por la inhalación de gases. El Dr. Javier Zulueta, director del departamento de Neumología de la Clínica, explicó que los atendidos presentaban tos irritativa, nauseas, dificultad respiratoria, cefaleas y fiebres bajas y en una minoría, alteración en radiografía de tórax.

Estas lesiones han afectado únicamente a un tercio de las personas que se encontraban en el edificio Central en la jornada del miércoles, y se descarta la existencia de afectados en otros edificios del campus.

Javier Aldaz, jefe del Servicio de Seguridad Alimentaria y Sanidad Ambiental del Gobierno foral, explicó que la explosión del 30 de octubre es la causa del accidente del 5 de noviembre: “Teniendo en cuenta los síntomas de los afectados y la opinión del Instituto Nacional de Toxicología, la causa de la intoxicación se encuentra en la inhalación de sustancias derivadas de la combustión de materiales muy diversos”. Por último, calificó de imprevisible esta inhalación al haberse producido una semana después de la explosión del coche bomba.

Situación del edificio Central

Por fin se informó sobre una reunión de representantes de la Universidad, de la Inspección de Trabajo, del Instituto Navarro de Salud Laboral y del Instituto de Salud Pública para analizar la situación del edificio Central, habiéndose acordado mantener el cese de actividades y la restricción de uso del edificio hasta que se realicen las actuaciones necesarias para su descontaminación.

Como medida de prevención, se ha instalado un aislamiento eficaz entre la zona más afectada por la explosión y el resto del edificio, con doble sellado de la zona.
Asimismo, en los próximos días se propondrá un plan de limpieza y descontaminación del edificio y un proyecto para las labores de desescombro y reparación de la zona afectada por la explosión. Estas actividades se realizarán siguiendo un plan específico de prevención de riesgos laborales para garantizar la salud y seguridad del personal que realiza las tareas de limpieza y obras en el edificio.

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