jueves, 11 de junio de 2009

La historia del PGLA, de principio a fin

Nota del Editor: el profesor Carlos Barrera sacó a luz a principios de junio una muy ilustrativa obra titulada “Historia de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. Medio siglo de docencia e investigación (1958-2008)”, que en su capítulo cuarto incluyó apartes sobre el aparecimiento, vida y fin del Programa de Graduados Latinoamericanos (PGLA).

Escribí al profesor Barrera y le pedí el envío de las referencias concretas al PGLA en el libro. Recibí, fundamentalmente, tres archivos PDF que he editado y a los que he insertado subtítulos para facilitar su lectura, manteniendo su cronología original. Por razones técnicas la inserción en el blog se efectuó en tres partes incluyendo, cada una, al final, sus propias notas de pie de página.

PRIMERA PARTE

La gestación del PGLA

Con fecha 28 de diciembre de 1970 llegó a Alfonso Nieto, director del aún Instituto de Periodismo, una carta firmada por el Dr. Paul Hoffacker como director-gerente de la Bischöfliche Aktion Adveniat, una fundación alemana dependiente del episcopado de aquel país dedicada específicamente al desarrollo de la Iglesia en Latinoamérica. En un correctísimo castellano, le informaba de que estaban muy interesados “en un Programa para la Formación de Periodistas”. Habiendo llegado a sus oídos, por una referencia que les habían dado en la Universidad Andrés Bello de Caracas (Venezuela), la existencia de un programa para periodistas postgraduados en la Universidad de Navarra, exploraba la posibilidad de que uno de sus representantes, el Dr. Schmidt, “pudiese pasar por Pamplona alrededor de los días 17 a 20 de Enero del año que viene” (2). Seguramente la referencia al programa de postgraduados venía por los cursos especiales para periodistas que durante los años sesenta se habían celebrado en el Instituto.

Esta carta marcó el punto inicial de la gestación de una actividad, el Programa para Graduados Latino Americanos (PGLA), que se desarrollaría de forma ininterrumpida entre 1972 y 1990 y que, en palabras de su director desde 1979, Francisco Gómez Antón, “fue el programa estrella de la Facultad durante los dieciocho años que duró”. Razones no le faltan cuando desgrana los muchos frutos que dio: “cobró enseguida un gran prestigio en los medios periodísticos y académicos americanos; (…) sus graduados organizaron cuatro Encuentros Internacionales; (…) contribuyó decisivamente al desarrollo de las relaciones y servicios de la Facultad en toda América; y (…) muchos siguen todavía en contacto con ella y entre sí” (3).

Reunión con delegado de Aktion Adveniat

Volvamos de nuevo a los orígenes. El 7 de enero de 1971, el profesor Nieto contestó al Dr. Hoffacker. Le expresaba que su carta había sido “motivo de especial alegría”, y prudentemente dejaba deslizar que “sin duda puede resultar singularmente oportuno el mantener cambios de impresiones y realizar un estudio conjunto para analizar posibles modos de coordinación en la tarea docente e investigadora; en especial por lo que se refiere al perfeccionamiento de profesionales de la información de la América Latina” (4). Por ello le comunicaba que no tenía inconveniente en recibir al Dr. Schmidt en las fechas indicadas. Una vez concertadas las fechas, el colaborador de Adveniat llegó al aeropuerto de Bilbao la tarde del lunes 18 de enero y celebró reuniones de trabajo en el Instituto de Periodismo durante los dos días siguientes.

A modo de resumen de lo que sucedió, valga la impresión de Alfonso Nieto transmitida por carta el 21 de enero a la fundación Adveniat:

“Pienso que las horas de trabajo han sido útiles y pueden conducir a resultados positivos.
(…) Aunque quedan muchos aspectos por concretar, sin embargo me parece que se ha dado un primer paso muy positivo para ambas entidades.
La próxima etapa –cuya realización considero es de urgencia– debería referirse a la realización de un plan detallado, con estudios serios y rigurosos, en los que se concretase el mayor número de aspectos del Programa. No sería legítimo preparar con precipitación este Programa. Tan solo si empezamos pronto a prepararlo detalladamente será posible comenzar la tarea en enero de 1972. Es un Programa que vale la pena cuidar mucho” (5).

Del contenido de esta carta se deduce el interés mutuo que suscitó la idea, la seriedad con que se quiso proceder desde un principio, y la urgencia en cubrir los pasos intermedios para poder empezar el programa en apenas doce meses de plazo.

Contactos previos en Venezuela y Brasil

La idea de organizar estos cursos para periodistas había sido ya tratada algunos meses antes, por parte de Adveniat, con la Universidad Andrés Bello de Caracas, de donde había partido la información que llevó al Dr. Schmidt al Instituto de Periodismo de Navarra. El padre Alberto Ancízar, jesuita y fundador de la Escuela de Comunicación Social de aquella universidad (6), había sido contactado para organizar un programa similar al ofrecido a Navarra. En una carta que Hoffacker envió a Ancízar el 1 de febrero de 1971, de la que una copia adjuntó a Alfonso Nieto, le recordaba las conversaciones mantenidas y le planteaba si seguía interesado en participar en ese programa: “Nuestros colaboradores han estado en varios países de América y de Europa para buscar Escuelas que reúnan las condiciones para tal programa. Nos damos cuenta que hace falta mucha preparación previa para que salga bien el proyecto” (7). Estas últimas palabras parecían un eco de las que Nieto le había transmitido poco antes.

En la misma carta le pedía la dirección del profesor brasileño Luis Beltrao, de la Pontificia Universidad Católica de Rio Grande do Sul (Porto Alegre) con quien la Fundación ya había mantenido conversaciones en 1970 para desarrollar un programa similar. La intención era convocar una reunión en Caracas a comienzos de julio con la presencia de los tres principales responsables de los centros que podían acoger la iniciativa en Navarra, Caracas y Porto Alegre. “Nos alegraríamos mucho –escribía Hoffacker a Ancízar– si pudiéramos llegar a conclusiones concretas y a una buena colaboración” (8). La idea inicial era, por tanto, reunir un total de tres sedes distintas (una en España y las otras dos en América Latina) para el desarrollo de programas para periodistas.

Transferencia para comenzar los preparativos

El siguiente paso que se dio por parte de la fundación Adveniat fue el envío de una transferencia de 20.000 marcos para que el Instituto de Periodismo de Navarra comenzara los preparativos necesarios para ese curso especial. Otro acuerdo alcanzado en la reunión de enero fue una ayuda económica de 200.000 marcos, en cuatro entregas anuales de 50.000, para los gastos de financiación de los aparatos de televisión, supeditados a la celebración efectiva del programa. Como explicó Hoffacker en una carta enviada a tal efecto: “Con cada curso que se dé, se disminuye el préstamo en 50.000 marcos, en concepto de amortización de los aparatos, que de todos modos correspondería a nosotros liquidar” (9).

A finales de febrero, Alfonso Nieto, además de aceptar la fórmula del préstamo arriba indicada, le contaba a Hoffacker que ya habían celebrado la primera reunión de trabajo: “Han surgido muchas ideas iniciales que será preciso madurar con detenimiento y concretar”. Acerca de la proyectada reunión coordinadora en Caracas, le parecía “interesante” porque “será preciso concretar los criterios no sólo sobre admisión de candidatos, sino también sobre plan docente, sistema de enseñanza, número de horas dedicadas a cada una de las áreas de conocimientos, sesiones prácticas para los estudiantes, material de trabajo que se les facilitará, orientación individualizada sobre posible especialización de cada uno, etc., etc.”. Terminaba comunicándole la ilusión que el Instituto tenía con el proyecto: “He cambiado impresiones con la mayoría de los Profesores y todos ellos han recibido este asunto con especial interés y satisfacción” (10).

Contactos del profesor Nieto en Estados Unidos

El desarrollo de estas negociaciones previas coincidió en el tiempo con un viaje de unas cinco semanas de duración que el 4 de abril emprendió Nieto a Estados Unidos, invitado por el gobierno de dicho país. Le hizo saber al Dr. Hoffacker que pensaba “analizar con detalle los Programas que siguen en las Escuelas de Periodismo y que estén especialmente dirigidos a Graduados”, y más específicamente “los Centros de Perfeccionamiento de Periodistas de N.Y Columbia, Chicago, San Francisco, Missouri (Columbia)”. Hacía hincapié en el interés especial que pondría en recoger “metodología activa en materias de enseñanza de cuestiones informativas en los sectores de Televisión y Radio” (11).

A la vuelta de su viaje, Nieto y Hoffacker firmaron el convenio de la “donación condicionada” de 200.000 marcos para los aparatos de televisión (12). El siguiente paso importante que debía darse era la reunión de Caracas, que dependía de la disponibilidad del padre Ancízar, que finalmente dio su visto bueno a que se celebrara entre los días 4 al 10 de julio (13). Una vez coordinados, Hoffacker y Nieto tomaron un vuelo de Iberia que salía de Madrid el 2 de julio a las 9.40 de la mañana y que haría escalas en Las Palmas de Gran Canaria y San Juan de Puerto Rico.

Primera mención al PGLA

Como preparación del encuentro, Alfonso Nieto envió con fecha 1 de julio original y copia de un informe “sobre el Programa para Graduados Latinoamericanos en medios de comunicación social (PGLA)”. Era la primera vez que se utilizaban dichas siglas para denominar el programa. En su carta, Nieto expresaba su deseo de que el extenso informe de 51 páginas, más otras 25 de varios anexos, “mereciera su estima y que efectivamente responda a los deseos y confianza que Vds. han depositado en el Instituto de Periodismo”. En otros dos párrafos añadía unos comentarios relativos a los aspectos económicos del programa:

“Teniendo en cuenta la diversidad de países en los que puede realizarse el
Programa, los diversos costes de la enseñanza, los gastos de la vida y de transportes (viajes y otros desplazamientos), nos parece que los aspectos económicos convendría que fueran propuestos por cada uno de los Centros que impartan las enseñanzas del PGLA.
En el Instituto de Periodismo ya hemos confeccionado un proyecto de presupuesto. Vamos a esperar a los cambios de impresiones que tengamos en Caracas para ultimar el presupuesto de gastos y poder remitirlo cuanto antes a Aktion Adveniat” (14).


El primer Director del PGLA

El informe estaba estructurado en cinco capítulos titulados: Introducción, Objetivos del Programa, Condiciones Generales, Contenido del Programa, y Aspecto Económico del PGLA (15). En la introducción se señalaba el “carácter indicativo” del contenido del estudio, es decir, se trataba de “una propuesta razonada que espera cuantas sugerencias y observaciones se considere aconsejable aportar por quienes concurran a la realización del Programa” (p. 1). Seguidamente se hacía un repaso de las actuaciones llevadas a cabo para preparar el informe: en especial la recopilación de documentación sobre la organización y estructura de programas similares, y la celebración de sesiones de trabajo con profesores del Instituto durante los anteriores cuatro meses “a fin de perfilar los conocimientos que más pueden interesar a los profesionales que cursen el Programa” (p. 5). Se señalaba la importancia que tuvo el viaje del profesor Nieto a los Estados Unidos, donde visitó 21 universidades y trajo consigo valiosas experiencias y contactos, y también el de Ángel Faus a Alemania centrado en Televisión. Se precisaba también la persona elegida como Director del Programa, José Tallón, del que se hacía una breve biografía:

“Es profesor del Instituto de Periodismo, Doctor en Derecho, Periodista. Durante 20 años ha estado realizando trabajos profesionales en empresas de prensa, primero como Director del Departamento Económico de una de las principales empresas periodísticas españolas (SARPE) y posteriormente como Director de un diario. Desde hace tres cursos académicos está incorporado al Claustro de Profesores del Instituto de Periodismo de la Universidad de Navarra” (p. 3).

Calendario de trabajo para el PGLA

El calendario de trabajo que se incluía al final de la introducción sugería la “conveniencia de iniciar el PGLA el día 15 de enero de 1972”, para lo cual el 15 de septiembre se fijaría como “fecha límite para remitir observaciones y propuestas de modificación al presente Informe”, cuya redacción definitiva se haría en el plazo de un mes. El 15 de octubre se aprobaría el PGLA en una reunión en Essen (Alemania), sede de la Fundación Adveniat, y se formalizarían “los oportunos contratos o acuerdos entre la Aktion Adveniat y cada uno de los Centros Universitarios que asuman la responsabilidad de realizar el Programa”. A partir del 25 de octubre se iniciaría la difusión pública del programa y su promoción; del 1 al 10 de diciembre se realizarían las entrevistas a los candidatos presentados; y el día 20 de ese mismo mes se comunicarían las admisiones (pp. 6-7).

Las reuniones de Caracas, finalmente celebradas entre los días 4 a 7 de julio, fueron fructíferas a juzgar por los resultados y comentarios posteriores. Según consta por una carta de Alfonso Nieto al Dr. Hoffacker, “el Informe mereció la plena aprobación y elogio” e incluso el padre Ancízar “me rogó que le dejásemos un ejemplar, pues estimó que le sería de gran utilidad para confeccionar su programa y el Informe correspondiente que ellos piensan elevar dentro de unos meses a Aktion Adveniat” (16). En la comunicación interior que el Instituto de Periodismo escribió al Rectorado de la Universidad para dar cuenta de lo acordado, y tras realizar una síntesis de los pasos y gestiones anteriores, explicaba el planteamiento final de la fundación alemana:

“ (…) Aktion Adveniat ha propuesto que el PGLA se imparta en tres Universidades y a tres niveles académicos diferentes:
– Nivel A: Instituto de Periodismo de la Universidad de Navarra. Programa de alta calidad docente y académica. En este nivel –tal como se expresa en el Informe– se hará especial mención a los aspectos ideológicos y humanísticos que contribuyan a una mejor capacitación de los profesionales de la prensa, radio y televisión.
– Nivel B: Escuela de Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas). Programa con una orientación preferentemente técnica y menor dedicación a los aspectos humanísticos.
– Nivel C: Escuela de Periodismo de la Universidad Católica de Porto Alegre
(Brasil). Programa de iniciación profesional. El objetivo de este Programa será proporcionar los conocimientos fundamentales a quienes ya están trabajando en medios informativos y no poseen una capacitación previa” (17).


Plena y total autonomía para selección de candidatos

Se subrayaba en el punto séptimo del escrito que el Instituto de Periodismo mantendría “una plena y total autonomía en la selección de candidatos y en la programación y desarrollo del PGLA”, tal como se preveía en el borrador de convenio que se adjuntaba como anexo 4. Finalmente se urgía al estudio y revisión de los informes y del convenio que Adveniat requería porque “la Junta encargada de la aprobación del PGLA se reúne en la segunda semana de septiembre; con dos semanas de antelación distribuye entre las personas que integran dicha Junta las propuestas” (18). A finales de agosto, Hoffacker le aseguraba a Nieto que “no tenemos duda de que la Comisión Episcopal de la Aktion Adveniat aceptará con satisfacción el programa proyectado, ya que está planeado con mucha perspectiva” (19). También le comunicaba que había enviado el informe al profesor Roegele para conocer su parecer, noticia que agradó sobremanera a Nieto: “para este Instituto de Periodismo es un honor que el prof. Roegele dé su parecer sobre nuestro proyecto PGLA” (20). No en vano era doctor honoris causa por la Universidad de Navarra desde 1967.

Se firma el Convenio

Finalmente el convenio entre Adveniat y el Instituto de Periodismo se firmó en Essen el 14 de octubre, aprovechando un viaje a Alemania que debía realizar Alfonso Nieto. Se seguía así el calendario sugerido en el informe para que en enero de 1972 pudiera dar comienzo la primera edición del programa. El convenio adjuntaba el informe de junio, avalando así “los objetivos, contenido, plan de estudios y condiciones generales” que en él se enumeraban. Tendría una duración de “cuatro años, prorrogable por mutuo acuerdo de ambas partes”. Como ya se había acordado, la admisión y la organización de los estudios y del profesorado competía al Instituto de Periodismo aunque se mencionaba que “Aktion Adveniat podrá designar un representante suyo como miembro” del Comité de Admisión. La mayoría de los once artículos del convenio se referían a los asuntos de financiación: se trataba de una cuestión importante porque la fundación cubría todos los gastos académicos del programa, tanto los relativos a docencia como las becas destinadas a los alumnos admitidos (21).

Una cláusula adicional precautoria establecía que “el Programa previsto para el año 1972 tiene carácter experimental”, y que el Instituto de Periodismo debería presentar un informe escrito durante la primera quincena de abril de 1972 con las experiencias iniciales obtenidas. Tras ese informe Aktion Adveniat haría llegar al Instituto su opinión y la confirmación de la prórroga para años posteriores. A pesar de dicha cláusula, el Instituto comunicó a Rectorado, al adjuntar el convenio, que “se mantienen fundadas esperanzas de que pueda renovarse para futuras ediciones” (22). Así las cosas, de los tres centros universitarios que fueron contactados para el desarrollo de un programa para periodistas latinoamericanos, el único que finalmente acometió la tarea de organizar uno de alto nivel académico fue el proyectado por el Instituto de Navarra, con la aprobación de Adveniat y de su Comisión Episcopal.

A nadie se le ocultaba que los plazos para la difusión y promoción de la primera edición eran cortos, pero se procedió a hacerlo con la mayor diligencia posible. Como se describió en la memoria provisional presentada en mayo de 1972, “pudo planificarse una acción promocional lo suficientemente intensa como para confiar en que los resultados serían satisfactorios” (23). Se detectaron como sectores potencialmente interesados en su conocimiento: los centros superiores de enseñanza de la comunicación en América Latina; los organismos estatales de cada país, encargados de fomentar los intercambios culturales a nivel internacional; las asociaciones profesionales de prensa, radio y televisión; las empresas informativas; y los graduados y profesionales de medios de comunicación ya conocidos. Gracias a la financiación adelantada por Adveniat, se elaboraron folletos que, acompañados de un impreso de solicitud y en número total de 1.676, fueron enviados a 680 destinos diferentes entre el 28 de septiembre y el 4 de octubre.

Se forja la primera promoción del PGLA

El plazo de solicitud de admisiones finalizó el 5 de noviembre de 1971, y se recibieron un total de 68 solicitudes procedentes de 12 países distintos. Según el sexo, eran 31 mujeres y 37 varones; atendiendo a la edad, 21 solicitantes tenían 20 y 25 años, 26 contaban entre 26 y 29 años; 11 entre 30 y 35; y 10 tenían más de 35 años. Entre el 16 de noviembre y el 4 de diciembre el director del programa, José Tallón, entrevistó a todos ellos en México, Guatemala, Bogotá, Lima, Santiago de Chile, Buenos Aires y Sao Paulo. “En cada entrevista –se decía en la memoria– se mantuvo un cambio amplio y cordial de impresiones con cada solicitante, se le informó extensamente de las circunstancias y características del programa, así como se procuró conocer las realidades y deseos de cada candidato en orden a su mejor y más eficaz aprovechamiento del PGLA” (24).

El Comité de Acceso al Programa, formado por los profesores Gloria Toranzo, Carlos Soria (en representación de Adveniat), Juan José García-Noblejas y José Tallón, se reunió el 11 de diciembre. Tras examinar todas las solicitudes admitió a 15 candidatos (11 por unanimidad y 4 por mayoría simple de votos). Era la cifra que se había establecida como idónea para el lanzamiento del PGLA. Formaron la primera promoción los siguientes alumnos: Talis de Marinho de Andrade Lima, Humberto María Arbeláez Ramos, Armando Hugo Bernal Gaitán, Eron Brum, María del Rosario Camargo Espriú, Geraldo Camali Valente, Silverio Gavilán, Eugenio Gómez Martínez, Lidia Leo Paterno, Jorge Enrique Merino Utreras, Sara Monzón Basterrechea, Ciro Óscar Oviedo Sforzini, María Lourdes Romero Álvarez, Alcina da Silva, y Jaime Uribe Botero. Procedían de un total de 8 países, con fuerte predominio de Brasil, con 4 alumnos, y Colombia con 3.

El exitoso banco de pruebas del primer año

El programa se había puesto en marcha en un tiempo record: apenas un año desde la carta que Alfonso Nieto contestó en enero de 1971. El 15 de enero de 1972 comenzaban las clases de la primera edición. El informe preparado en el mes de junio de 1971, que había obtenido tantos parabienes, se demostró como una pieza clave para convencer de la seriedad y de la viabilidad del proyecto. Tan fue así que se adjuntó, como se ha dicho, al convenio firmado en octubre de 1971. Por ello merece ser explicado con algún mayor detalle, sobre todo en lo relativo a los objetivos, condiciones generales y contenidos que se planteaban.

A la hora de delimitar los objetivos fundamentales, el informe decía que convenía evitar tanto una excesiva “dispersión” como las “metas difícilmente realizables o utópicas”. De ahí se llegaba a la conclusión de que debían trazarse cuatro objetivos específicos:

– “proporcionar (…) un perfeccionamiento en aquellas áreas que actualmente son de interés común para todos los profesionales de la prensa, radio y televisión”
– “procurar, dentro de las posibilidades docentes y técnicas de cada centro, satisfacer e incrementar los conocimientos especializados de cada uno de los participantes en el Programa”
– “Facilitar que los participantes establezcan relaciones profesionales con colegas europeos o latinoamericanos, de manera principal en lo que se refiere a su especialización. Que conozcan las principales empresas informativas europeas o latinoamericanas”
– “Poner las bases para alcanzar un afán individual de formación permanente. La capacitación profesional –sobre todo en el campo de los medios informativos– exige una constante comunicación y estudio” (25).


Sobre las condiciones generales, se expresaba la conveniencia de una duración de entre cinco y seis meses porque “permite una enseñanza continuada e intensa, facilita el conocimiento y compenetración con los Profesores”, y además resultaría asequible obtener permisos laborales en empresas informativos por ese período. El número de admitidos debía ser entre “un mínimo de quince personas y un máximo de veinticinco”, cálculos que, además del componente económico, tenían en cuenta “la necesidad de una enseñanza individualizada” y “la atención personal que deben prestar los Profesores” (26).

El capítulo dedicado a los contenidos del programa ocupaba 22 páginas, lo que demostraba la importancia que se concedía este aspecto nuclear del proyecto. Se seleccionaron seis áreas de conocimiento prioritarias: 1) Filosofía y Pensamiento Actual; 2) Deontología Profesional; 3) Literatura; 4) Economía, Empresa y Derecho de la Información; 5) Análisis de contenidos de medios de opinión pública, y prensa comparada; 6) Radio, Cine y Televisión. Las tres primeras áreas tenían un enfoque preferentemente humanístico mientras que las tres restantes eran más específicamente periodísticas. De gran interés, desde el punto de vista de la reflexión teórica subyacente, resultaba la explicación del fundamento de esta selección:

“La experiencia que tenemos en el Instituto de Periodismo, verificada con la de otros Centros de Enseñanza del Periodismo, lleva a la siguiente conclusión: en su trabajo profesional el periodista tiene una particular inclinación a anteponer la acción al pensamiento.
Por ello consideramos muy conveniente que (…) se haga especial hincapié en los sectores de conocimiento que conducen a una mayor capacitación en la difícil tarea de ‘pensar’; pensar de acuerdo con las circunstancias, necesidades y exigencias del ámbito periodístico (…)
Para un periodista la capacidad de reflexionar tiene su primera motivación en la oportunidad que se le ofrezca de conocer, con profundidad y claridad, las ideas que hilvanan y delimitan la realidad social del tiempo presente. El conjunto de saberes que tradicionalmente se llaman ‘’humanísticos’ constituye la base de una nueva conformación de la opinión pública (…)
La enseñanza de las áreas de conocimiento seleccionadas para el PGLA deberá estar presidida por la continua referencia a situaciones concretas y actuales, evitando la pura especulación o los planteamientos meramente teóricos (…)” (27).


Similitud de programas

Esta era la filosofía de los contenidos del PGLA que venía a reproducir, adaptada a un programa especialmente dirigido a profesionales, la que el propio Instituto de Periodismo, con distintas variantes, venía practicando desde su fundación en 1958. El informe desgranaba cada una de las seis áreas, e incluían bosquejos de temarios que podían incluir cada una de ellas. La misma experiencia ya acumulada durante trece años presidía las reflexiones sobre la estructura docente del PGLA. La base fundamental debía aportarla el profesorado permanente, habitualmente el propio del Centro. Junto a ellos se contaría también con profesores visitantes para “períodos breves y determinados”, y también con “expertos” porque “existen aspectos técnicos de la prensa, radio y televisión que exigen explicaciones concretas y detalladas que no siempre están al alcance del Profesor universitario” (28).

La especificidad del perfil de los alumnos del programa, graduados y profesionales del periodismo, “aconseja seguir –decía el informe– una metodología en la enseñanza que sea activa y participada” y que fomentara “la frecuente relación profesor-alumno”. Por eso se procuraría tener un “trabajo abundante, denso, intenso”, con la “necesidad de reflexionar individualmente y en equipo”. De ahí que se pensara utilizar el método del caso, el comentario de notas técnicas o artículos previamente distribuidos, etc., con el fin de “lograr la deseable enseñanza intensa, útil y participada” (29). Como otras formas de acercar a los estudiantes a la realidad intelectual y social, difícilmente abordables por un solo profesor, algunas cuestiones se tratarían mediante ciclos de conferencias y coloquios o mediante la participación del grupo del PGLA en alguna de las actividades programadas en la Universidad. También se apuntaba la posibilidad de realizar viajes de estudio, dentro del período lectivo del PGLA, para visitar empresas informativas europeas.

Algunos de los anexos del informe recogían un listado amplio de hasta 36 profesores visitantes, periodistas y expertos que podrían impartir enseñanzas en el programa, entre ellos un buen número de norteamericanos, franceses, alemanes e italianos. Algunos de ellos ya habían estado en Pamplona en otras ocasiones, a otros se les había ya cursado invitación para venir, y finalmente otro grupo podría ser invitado por las relaciones que se mantenía con ellos desde el Instituto de Periodismo.

La primera auditoria del Programa

La memoria de actividades realizada a comienzos de mayo de 1972 adquirió, en este sentido, un cierto componente de auditoría interna acerca de los resultados obtenidos que, si bien provisionales porque el programa finalizaría el 30 de junio, eran ya significativos acerca del grado de cumplimiento de los objetivos y de los métodos. Se preveía un total de 759 horas de trabajo para cada alumno durante los cinco meses del programa (355 para el área de formación humanística y 404 para el de técnicas periodísticas). Casi todas las mañanas de lunes a jueves se reservaban para el estudio y trabajo personal, dejando las clases y sesiones de las distintas áreas para la tarde; el viernes se dedicaba íntegro a radio y televisión, y la mañana del sábado para conferencias (30). Cada participante recibió además un buen número de casos prácticos y notas técnicas para cada área (31).

Continuaba la memoria detallando el cuadro docente (32) y explicando alguna de las actividades realizadas, como el ciclo de conferencias sobre “Desarrollo y libertad”, en el que participaron profesores de las universidades de París, Freiburg, Caen y Nurenberg, y un viaje de estudios a Madrid, entre los días 19 a 26 de marzo, donde visitaron los talleres de Altamira-Rotopress y de Hauser y Menet, las instalaciones de Prensa Española (editora del diario ABC), SARPE, la agencia EFE, Televisión Española, la cadena SER de radio, y las oficinas de la Oficina para la Justificación de la Difusión (OJD). El informe calificaba de “excelentes” los resultados del viaje dado que “cada participante pudo contrastar en sus medios informativos de referencia, o de interés por la índole de su tarea profesional, las características y realizaciones más notables en el campo de la información” (33).

Especial énfasis se puso en destacar la consecución de uno de los objetivos fundamentales del programa: la relación profesor-alumno. Se pudo lograr gracias a “la activa intervención del alumnado”, “las consultas formuladas al profesor al término de cada clase”, y la exigencia de delimitar un área preferente de investigación por parte de cada alumno con la ayuda de un profesor para aconsejarle acerca del método más conveniente para utilizar. “Tales contactos –concluía esa parte del informe– han fructificado en unas relaciones cordiales: de esta forma se asegura la efectividad del objetivo final del PGLA: dar ocasión a mantener un óptimo nivel de educación permanente” (34).

Cada siete o quince días se celebraron reuniones de coordinación y control del programa mediante la creación de “un órgano colegiado de examen y programación de actividades, constituido por los seis profesores coordinadores de cada área, por los delegados representantes del grupo latinoamericano, y por el Director del Programa” (35). Para un mejor orden y seguimiento de las actividades y discusiones, se levantaba un acta de cada reunión con los acuerdos tomados (36).

Sugerencias para mejorar las próximas ediciones

Especial interés tenía el último capítulo de la memoria, dedicada a las sugerencias para mejorar las próximas ediciones. Se aconsejaba seguir las líneas generales de actuación trazadas pero con algunas modificaciones en aspectos específicos tales como: una mayor antelación en las labores de promoción y del proceso de admisión; algunas correcciones en los criterios de selección de candidatos (edad máxima de 30 años, titulación académica, escritura de una memoria previa); mejoras en distintos aspectos del programa docente (curso previo de adaptación, nueva denominación del área de Filosofía, etc.); e incluso la conveniencia de suscribir seguros de enfermedad y accidentes para los alumnos (37). No era ajena, quizás, a esta recomendación el hecho de que el programa comenzara el 15 de enero, en pleno invierno pamplonés, y que año tras año los estudiantes del campus contemplaran, “divertidos, la sobrecarga de pellizas y bufandas de sus nuevos compañeros, de habla suave y cantarina” (38).

NOTAS DE PIE DE PÁGINA
1 Cfr. Carlos Barrera y Aires Vaz, “The Spanish Case. A Recent Academic Tradition”; en Romy Fröhlich & Christina Holtz-Bacha (eds.), Journalism Education in Europe and North America, Hampton Press, Cresskill, NJ, 2003, pp. 21-48.
2 Carta del Dr. Paul Hoffacker a Alfonso Nieto (28-XII-1970). Archivo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra (AFCUN).
3 Francisco Gómez Antón, Desmemorias…, p. 195.
4 Carta de Alfonso Nieto al Dr. Paul Hoffacker (7-I-1971). AFCUN
5 Carta de Alfonso Nieto al Dr. Paul Hoffacker (21-I-1971). AFCUN.
6 El sacerdote jesuita Alberto Ancízar fundó dicha Escuela el 4 de octubre de 1961 y fue su director hasta 1971.
7 Carta del Dr. Paul Hoffacker al padre Ancízar (1-II-1971). AFCUN.
8 Ibid
9 Carta del Dr. Paul Hoffacker a Alfonso Nieto (12-II-1971). AFCUN.
10 Carta de Alfonso Nieto al Dr. Paul Hoffacker (26-II-1971). AFCUN.
11 Carta de Alfonso Nieto al Dr. Paul Hoffacker (18-III-1971). AFCUN.
12 Cfr. Convenio firmado por Adevniat y el Instituto de Periodismo. La firma del Dr. Hoffacker lleva fecha de 10 de abril de 1971, y la de Alfonso Nieto el 10 de mayo, una vez regresado de su viaje. AFCUN.
13 Cfr. Carta del Dr. Paul Hoffacker a Alfonso Nieto (1-VI-1971). AFCUN.
14 Carta de Alfonso Nieto al Dr. Paul Hoffacker (1-VII-1971). AFCUN.
15 Programa Para Graduados Latinoamericanos en Medios de Comunicación Social. Informe (Junio 1971). AFCUN.
16 Carta de Alfonso Nieto al Dr. Paul Hoffacker (26-VII-1971). AFCUN.
17 Oficio JDIP 16/71 (26-VII-1971). AFCUN. Sobre las fechas previstas de comienzo se establecían la del 15 de enero de 1972 para el Nivel A en Pamplona, octubre de 1972 para el Nivel B en Caracas, y no había fecha para el nivel C que “supondría la adaptación de unos cursillos que actualmente se dan en la Universidad Católica de Porto Alegre”.
18 Ibid.
19 Carta del Dr. Paul Hoffacker a Alfonso Nieto (25-VIII-1971). AFCUN. También decía inmediatamente después: “Estamos también ansiosos de extender el programa a la Universidad Andrés Bello, según previsto [sic] en las conversaciones de Caracas”.
20 Carta de Alfonso Nieto al Dr. Paul Hoffacker (7-IX-1971). AFCUN.
21 Convenio entre la Bischöfliche Aktion Adveniat y el Instituto de Periodismo de la Universidad de Navarra para la ejecución del Programa de Graduados Latinoamericanos (PGLA) (14-X-1971). AFCUN.
22 Oficio JDIP 35/71 (29-X-1971). AFCUN.
23 Programa de Graduados Latinoamericanos. Memoria Curso 1971-72 (Pamplona, 6 de mayo de 1972), p. 20. AFCUN.
24 Ibid., p. 25.
25 Programa Para Graduados Latinoamericanos en Medios de Comunicación Social. Informe (Junio 1971), pp. 9-10. AFCUN
26 Ibid., pp. 11-12.
27 Ibid., pp. 21-22.
28 Ibid., pp. 37-39.
29 Ibid., pp. 39-40.
30 Cfr. Programa de Graduados Latinoamericanos. Memoria Curso 1971-72 (Pamplona, 6 de mayo de 1972), pp. 31-34. AFCUN.
31 Cfr. Ibid., pp. 34-40.
32 La relación de los profesores y expertos correspondientes a cada una de las seis áreas fue la siguiente.Filosofía y Pensamiento Actual: Juan María Guasch, Juan Cruz Cruz, Jorge Pérez Ballester y Jacinto Choza; Deontología Profesional: Luka Brajnovic y José Ortego; Literatura: Luka Brajnovic y Pedro Correa; Economía, Empresa y Derecho de la Información: Alfonso Nieto, Carlos Soria, José María Desantes y José Tallón; Análisis de contenido de medios de opinión pública y Prensa comparada: Miguel Urabayen, José Javier Uranga y Pedro Lozano Bartolozzi; Radio, Cine y Televisión: Elica Leahy; Ángel Faus, Juan José García-Noblejas, Rafael Alcaine, Ignacio Gabilondo y Francisco Sanabria.
33 Ibid., p. 48.
34 Ibid., pp. 40-41.
35 Ibid., p. 48.
36 Cfr. Ibid., pp. 49-60, donde se muestran varios ejemplos concretos de dichas actas.
37 Cfr. Ibid., pp. 62-69.
38 Francisco Gómez Antón, Desmemorias…, p. 198.

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